Posts Tagged ‘misioneros’

EL ANGEL GUARDIAN DE LOS GITANOS

09/08/2008


No es uno de ellos, pero en cinco años se ha convertido en parte de la familia. Con su barba crecida, una coleta canosa y las ropas ‘hippies’, el padre Agustín Rodríguez, de 45 años, acude todos las semanas al ‘Gallinero’, un asentamiento chabolista de 150 familias rumanas (mil personas aproximadamente), situado en la Cañada Real de Madrid, muy cerca de la carretera de Valencia. No oficia misas en el ‘Gallinero’ pero ayuda a los gitanos en sus papeleos y sus demandas.
Las viviendas de cartón y madera se arremolinan entre los restos de una antigua fábrica, donde empieza la vieja calle de Francisco Álvarez. Esta vía, prácticamente en desuso desde la construcción de la autovía de circunvalación, es un atajo estratégico para los camiones de la basura y volquetas con escombros que se dirigen a la incineradora y escombrera de Valdemingómez. Muy cerca de la desviación muchos niños juegan despreocupados por los camiones que pasan cada día rozando el asentamiento.
La llegada del sacerdote alborota la tranquilidad de los habitantes. Las mujeres están en la puerta de sus chabolas mirando y escuchando atentas lo que dice el religioso, de vez en cuando se nota su presencia por el resplandor de sus dientes dorados. Los hombres desfilan para darle la mano.
Los gitanos ya conocen de memoria el jeep rojo del párroco que los lleva y los trae, según la urgencia. Los niños se amontonan a su alrededor y apenas puede caminar en medio de ese mar de chavales semidesnudos. Con un montón de papeles y pasaportes pasa por las chabolas donde queda pendiente algún trámite.
«Falta una copia de los pasaportes de los niños, debes sacar una y luego dármela para que las lleve otra vez al Ayuntamiento». El rumano escucha con atención las indicaciones del párroco y mueve afirmativamente la cabeza de rato en rato.
El padre Agustín ayuda a los rumanos a empadronarse en el distrito de Villa de Vallecas y gestionar sus tarjetas de sanidad. Los traslada a la ciudad para que regularicen sus papeles o al médico cuando el caso es urgente y cualquier otro trámite. Además vela para que los niños en edad escolar sean incorporados en alguna escuela cercana.
Ion Stefan y su mujer, Lucía, han acudido el martes a hacer sus papeles de residencia. El sacerdote los acompañó hasta la Junta Municipal del distrito para renovar su permiso y fue él quien gestionó los documentos mientras ellos esperaban afuera del edificio. Otra parada obligatoria fue el hospital donde debían renovar la tarjeta de sanidad, pero la falta de algunos requisitos pospuso el trámite unos días. En el trayecto de retorno al Gallinero, la pareja le consulta a Rodríguez sobre un posible derribo de chabolas. «Ante esa situación procuren tener a mano sus papeles y pasaportes, es lo mas importante que deben salvar», les aconseja, mientras los tranquiliza afirmando que en caso de desalojo la Comundiad debe buscarles un nuevo lugar donde ubicarlos.
La mitad de la población son niños
A unos metros de las chabolas una unidad del Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid atiende a una decena de niños delgados y sucios que en brazos de sus madres parecen enfermos. Uno de los principales problemas, especialmente los menores de dos años, son las infecciones estomacales porque viven en medio de la basura y hay muchas ratas en el lugar, explica uno de los médicos.
No hace muchos días estas mismas madres tenían que hacer guardia para que las ratas no atacaran a sus hijos pequeños. La proliferación de los roedores movilizó a los gitanos y a la parroquia. El padre Agustín peregrinó hasta al Ayuntamiento para que al menos los camiones basureros recojan la basura que los gitanos amontonaron al borde de la carretera, compraron veneno y aunque no se extinguió la plaga, al menos la población de roedores ha disminuido.
De las mil personas que viven en el Gallinero, la mitad son niños. Es por eso que una de las prioridades del padre y otros voluntarios es apoyar la escolarización de los menores.
«Al principio cuesta convencer a los padres que sus hijos tienen que ir a la escuela. Para ellos un hijo representa una fuente más de ingreso y por eso tampoco controlan la natalidad», sostiene Rodríguez quien ha logrado que este año 150 niños gitanos acudan a diferentes centros del distrito de Villa de Vallecas, 100 más que el año pasado.
Pese a los problemas de adaptación, el miedo y la autoexclusión cada vez son más los menores que acuden a las escuelas. «La marginación en las escuelas es uno de los inconvenientes, especialmente cuando los niños van sucios o son violentos. En algunas los han recibido bien pero en otras les han puesto pegas» lamenta el sacerdote.
«La gente cree que porque los niños están en la carretera pidiendo limosna sólo están ahí para robar, los rechazan y tienen miedo de ellos. Los medios de comunicación han hecho que la sociedad los estigmatice como peligrosos», afirma con preocupación. Su lucha es demostrar que los gitanos rumanos de El Gallinero pueden reinsertarse con apoyo de los demás.
La iglesia de los dolores de cabeza
Dejando a un lado el Gallinero, el sacerdote también debe supervisar las obras de la Iglesia de la Cañada Real, que se encuentra en otro sector, el más peligroso de la zona. El trapicheo y la presencia de toxicómanos es el ‘pan de cada día’. Los tiroteos y raptos expréss hacen del ingreso a la iglesia, ‘la calle de la amargura’. «Un día me dirigía a la iglesia y empezó un tiroteo, tuve que refugiarme detrás del contenedor de la basura», relata el sacerdote.
Al final de un terreno baldío y al lado de un vertedero clandestino se levanta la construcción humilde de la iglesia, sin vallas ni protectores. Está rodeada por decenas de carros en cuyo interior varios toxicómanos se inyectan. El hall de la iglesia ha sido tomado por los drogadictos quienes se cubren con cartones para no ser molestados. Con signos evidentes de un incendio y convertida en urinario, la iglesia además debe soportar el robo de los cables de electricidad. «No podemos echarlos y aunque lo hiciéramos no se irían, entonces debemos aprender a convivir con ellos» dice resignado el cura de los gitanos.

MISIONEROS MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA LABOR

24/04/2008

Labor que realizan las Misioneras y Misioneros Identes en Bebedjia (Chad)
Justo de la Fuente, médico y misionero que trabaja desde hace diez años en el Chad, ha regresado a Cantabria por unos días para visitar a su familia e intentar conseguir fondos para poner en marcha un Centro de Formación para Jóvenes en el distrito de Bebedja, en Chad.

De la Fuente estuvo en la sede de la Fundación Marcelino Botín, institución que le becó cuando era estudiante y que ha donado un vehículo todo terreno muy valioso para el trabajo que desarrollada en aquel país africano.

En el distrito de Bebedja esta el hospital, que cuenta con 92 camas, y 17 dispensarios, para atender a una población cercana a los 200.000 habitantes. La superficie incluida en este distrito es de unos 2.500 kilómetros cuadrados. Tres médicos atienden a la población.
Justo (médico y hermano de la exprofesora del colegio, Mari Cruz) con una enfermera y sus pacientes.
El obispado de Doba ha sido responsabilizado por el Ministerio de Salud del Chad, por medio de un convenio, del distrito sanitario de Bebedjia. El distrito sanitario es la unidad básica de acción y cuenta con un hospital y 17 zonas de responsabilidad, cada una abarcando una población aproximada de 10.000 habitantes. Las zonas de responsabilidad deben contar con un centro de salud, dirigido por un enfermero y un pequeño equipo de personas (normalmente 3). Ellos hacen actividades curativas y preventivas. Aquellos casos que sobrepasan sus posibilidades son enviados al hospital con una ficha de referencia. Los medios para desplazarse al hospital dependen de las familias de los enfermos y el más utilizado es la carreta con un par de bueyes.
El hospital de referencia de distrito cuenta con dos médicos y un grupo de enfermeros y auxiliares que aseguran los turnos. Tenemos 90 camas, 1 quirófano, rayos X, ecografía y electrocardiógrafo y un laboratorio.El trabajo siempre te desborda y estás obligado a medir tus fuerzas, pero, con ayuda de la Providencia, nuestro hospital no ha dejado nunca, desde su creación en 1994, de prestar un servicio a la población. El servicio de cirugía es muy prestigioso en todo el país y los precios de las operaciones y de los tratamientos son adaptados al poder adquisitivo de la población, de manera que no es raro que nos vengan enfermos de todo el país e incluso de los países vecinos.
Centro cultural para jóvenes
Este centro es parte de la labor de que realizamos en la parroquia de Bebedjia que atiende una población aproximada de 50.000 personas, distribuidas en 80 pueblitos. En Bebedjia pueblo, con una población de 15.000 habitantes, existen 3 escuelas primarias y dos liceos (secundaria). En uno de los liceos existe una biblioteca, pero no muy bien abastecida; además se encuentra a un kilómetro y medio del nucleo poblacional, lo cual hace que no sea utilizado por muchos jóvenes. Ello nos ha llevado a rehabilitar un local para dar servicio de biblioteca a los jóvenes del pueblo y ya contamos con libros en cantidad moderada. Hemos iniciado, también, la proyección de vídeos los fines de semana. Nuestro proyecto es desarrollar nuevas actividades como cursos de formación, debates, actividades deportivas, etc. que permitan a los jóvenes un campo de acción y de formación en un mundo en plena mutación.

MISIONEROS MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA LABOR

24/04/2008

Labor que realizan las Misioneras y Misioneros Identes en Bebedjia (Chad)
Justo de la Fuente, médico y misionero que trabaja desde hace diez años en el Chad, ha regresado a Cantabria por unos días para visitar a su familia e intentar conseguir fondos para poner en marcha un Centro de Formación para Jóvenes en el distrito de Bebedja, en Chad.

De la Fuente estuvo en la sede de la Fundación Marcelino Botín, institución que le becó cuando era estudiante y que ha donado un vehículo todo terreno muy valioso para el trabajo que desarrollada en aquel país africano.

En el distrito de Bebedja esta el hospital, que cuenta con 92 camas, y 17 dispensarios, para atender a una población cercana a los 200.000 habitantes. La superficie incluida en este distrito es de unos 2.500 kilómetros cuadrados. Tres médicos atienden a la población.
Justo (médico y hermano de la exprofesora del colegio, Mari Cruz) con una enfermera y sus pacientes.
El obispado de Doba ha sido responsabilizado por el Ministerio de Salud del Chad, por medio de un convenio, del distrito sanitario de Bebedjia. El distrito sanitario es la unidad básica de acción y cuenta con un hospital y 17 zonas de responsabilidad, cada una abarcando una población aproximada de 10.000 habitantes. Las zonas de responsabilidad deben contar con un centro de salud, dirigido por un enfermero y un pequeño equipo de personas (normalmente 3). Ellos hacen actividades curativas y preventivas. Aquellos casos que sobrepasan sus posibilidades son enviados al hospital con una ficha de referencia. Los medios para desplazarse al hospital dependen de las familias de los enfermos y el más utilizado es la carreta con un par de bueyes.
El hospital de referencia de distrito cuenta con dos médicos y un grupo de enfermeros y auxiliares que aseguran los turnos. Tenemos 90 camas, 1 quirófano, rayos X, ecografía y electrocardiógrafo y un laboratorio.El trabajo siempre te desborda y estás obligado a medir tus fuerzas, pero, con ayuda de la Providencia, nuestro hospital no ha dejado nunca, desde su creación en 1994, de prestar un servicio a la población. El servicio de cirugía es muy prestigioso en todo el país y los precios de las operaciones y de los tratamientos son adaptados al poder adquisitivo de la población, de manera que no es raro que nos vengan enfermos de todo el país e incluso de los países vecinos.
Centro cultural para jóvenes
Este centro es parte de la labor de que realizamos en la parroquia de Bebedjia que atiende una población aproximada de 50.000 personas, distribuidas en 80 pueblitos. En Bebedjia pueblo, con una población de 15.000 habitantes, existen 3 escuelas primarias y dos liceos (secundaria). En uno de los liceos existe una biblioteca, pero no muy bien abastecida; además se encuentra a un kilómetro y medio del nucleo poblacional, lo cual hace que no sea utilizado por muchos jóvenes. Ello nos ha llevado a rehabilitar un local para dar servicio de biblioteca a los jóvenes del pueblo y ya contamos con libros en cantidad moderada. Hemos iniciado, también, la proyección de vídeos los fines de semana. Nuestro proyecto es desarrollar nuevas actividades como cursos de formación, debates, actividades deportivas, etc. que permitan a los jóvenes un campo de acción y de formación en un mundo en plena mutación.